sábado, 28 de agosto de 2010

MONGOLIA: Un dia en el parque.

DIA 9, Sabado 7 de Agosto.

El Sabado nos levantamos ya con la idea lanzada de irnos por nuestra cuenta y de cualquier modo al Terelj Park, que es una zona montañosa muy particular a unos 20 km de Ulan-Bator. Asi que nos cogimos el Bus de linea 27, que es el que te lleva fuera de la ciudad y te deja en medio de... ¿la nada?... Bueno mas bien en lo que es el extrarradio de Ulan Bator que no es mas que una zona poblada de Gers, separadas por recintos vallados como propiedades particulares. Esto es lo mas parecido a las chabolas en nuestra tierra, pero que en realidad son el tipo de vivienda habitual de la población Mongola que vive fuera de la capital.


A partir de aqui comienza una de las pocas carreteras asfaltadas del pais y en pésimo estado (nada que ver con el pavimento urbano) y que para colmo se paga peaje.

Pues desde aquí intentamos buscar algun medio de transporte público que nos llevara a aquella zona. Como no habia muchas opciones usamos la vieja técnica de escribir el destino en un trozo de carton y convertirnos en uno de esos apurados autoestopistas.


A los pocos minutos nos recogio un carraco 4x4 conducido por un Americano que trabajaba en la zona vendiendo maquinaria pesada. La suerte nuestra fué que nos llevó al mismo lugar donde queríamos ir, pues él se alojaba en un hotel del parque natural.

Comenzamos nuestro treking en una zona maravillosa. Colinas forradas de un verde suave de las que emergian rocas pulidas por el tiempo en tonos marrones, rodeados de pinos, abetos y caballos semisalvajes pastando en sus laderas. La verdad que el paisaje merecia el paseo y no pagar los 40 pavos que pedian por dormir en uno de esos Gers turisticos de los que salpicaban el paisaje alineados cual campos militares.



Hicimos nuestro Trekking ligero, primero sin mochila para coronar el punto más alto de la zona (toda una gozada), y despues caminando de regreso hacia la entrada del parque, donde habia un rio. El paseo nos llevo el resto de la tarde, durante la cual nos cogio alguna pequeña tormentilla lluviosa de la que supimos guarecernos a tiempo.

Finalmente acampamos en un gran llano, junto a unos Gers autenticos de unas familias que tenian alli su rebaño de Yaks. De esto si que nos llevamos una estampa inolvidable; y de la tormenta que nos dio la noche metidos en la tienda, también.



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